Proyecto que se adjudicó a través del programa de inversiones de INDAP le permitió optimizar su sistema productivo y mejorar las ventas
Conocido cariñosamente como don Chumita, el agricultor Victor Hernández Castro (72), usuario INDAP, de la localidad de Chincolco, en la comuna de Petorca, es uno de los precursores de la reconversión productiva que se implementó en la zona producto del impacto climático que se vivió con la sequía y heladas que afectaron a la región y en especial a la provincia de Petorca.
Y aunque el proceso no fue fácil, este emprendedor se la jugó y se decidió por el cultivo de tunas, planta cactácea adaptada morfológica y fisiológicamente a la sequía y muy resistente a la falta de agua. “Después que se helaron los paltos que tenía, me sugirieron que plantara nogales, pero no quise, luego me ofrecieron granadas y tampoco me gustó la idea. Con las tunas me decidí, y aunque yo no sabía nada de su cultivo me informé por internet y comencé el 2008 con poquita producción. El 2011 obtuve una cosecha de 22 toneladas”.
Actualmente, Victor lleva 40 cajas cosechadas de tuna inverniza (de invierno) y para los meses de verano llega a producir hasta 1500 cajas, que equivalen a unas 30 toneladas de tunas.
La cosecha constituye una operación larga y difícil por las numerosas espinas del fruto que, hasta hace poco tiempo, este emprendedor limpiaba manualmente con escobas y cepillos, lo que enlentecía el trabajo y perjudicaba su sistema productivo. Esto lo impulsó a postular a un proyecto de inversión de INDAP y se adjudicó una cepilladora de tunas que literalmente le cambió la vida.
“Esta máquina me ha servido harto, me ha aliviado muchísimo el trabajo. Se enchufa y tiene un motor que hace funcionar 18 rodillos. Los más duros sacan las espinas, otros las limpian y los más blandos son para el brillo. Puedo sacar hasta 2400 kilos de tunas en tres horas. Mientras unos echan frutos a la máquina, otros la están recibiendo. Ha sido un apoyo tremendo”.
PROPIEDADES
Este agricultor reconoce que esta planta, a pesar de que es común verla en la zona central, no ha sido muy valorada y destaca sus múltiples propiedades: “es una planta rústica que resiste bajas temperaturas y necesita poco riego. Yo lo hago una vez por semana y eso hace que mis tunas sean de excelente calidad, de buen calibre, jugosas y dulces. Las comercializo en Valparaíso alcanzando un buen precio de venta”.
El proyecto de la cepilladora de tunas tuvo un incentivo de INDAP de $1.699.082 y un aporte del agricultor de $1.180.718.
Al respecto, David Ardiles, jefe de área INDAP Petorca, comentó que “la necesidad de generar producción e ingresos en el tiempo de la sequía, llevó a los agricultores a ser más eficientes en sus rubros, y a algunos, a realizar una reconversión productiva, lo cual les ha generado nuevas expectativas de crecimiento, y es ahí donde el Ministerio de Agricultura a través de INDAP ha estado para apoyar a nuestros usuarios en estos procesos de cambios de cultivo y tecnología”.
PRODUCCIÓN DE TUNAS
La tuna es probablemente el cultivo más rústico de todos y requiere unos 2 mil metros cúbicos de agua por hectárea al año. También es muy resistente al frío, tolerando temperaturas bajo cero que pueden llegar a los -20ºC. En Chile existen 1.500 hectáreas de tunas con una densidad de más de 2.000 plantas por hectárea, y la mayor parte de ellas van a parar al consumo local, con muy escasa exportación.