Pedro Peral, uno de sus socios fundadores de “Pincho Moruno”, nos relata el origen, los proyectos y los tiempos difíciles vividos con las extensas cuarentenas a causa del Covid-19, que muchos emprendedores gastronómicos no pudieron resistir.

Uno de las actividades económicas que ha resultado fuertemente afectada por las restricciones de movilidad aplicadas en el país para controlar el aumento de contagios del Covid-19, ha sido el rubro gastronómico. Es ahí en donde encontramos que muchos empresarios, emprendedores y trabajadores perdieron sus fuentes de ingresos ante la imposibilidad de funcionar normalmente y poder cumplir sus compromisos principalmente de elevados arriendos de sus locales.
Es por ese motivo que viajamos a la capital turística de Chile, Viña del Mar, en busca de un sobreviviente a esta pandemia, tras un año y medio de prolongados períodos de cuarentena. En plena avenida Libertad 920, casi esquina de 10 norte, nos detuvimos en un clásico restaurant estilo español, con un carta internacional y un aire mediterráneo, se trata de “Pincho Moruno”, el cual encontramos en pleno funcionamiento y cumpliendo rigurosamente las medidas sanitarias recomendadas por la autoridad sanitaria, entre ellas el requisito obligatorio de «pase de movilidad» para acceder a recintos cerradas.
Nos recibe uno de sus socios fundadores, Pedro Peral Orce, quien nos cuenta que la idea de “Pincho Moruno” nace en el año 2003, tras asociarse inicialmente con Ramón Olfos en su pastelería de Villa Alemana y habiendo cumplido las metas trabajando un año juntos, logran ubicar un local en Viña del Mar, en donde tenían claro que debía ser en avenida Libertad.
El característico estilo español del restaurant, les lleva a buscar un nombre que lo identificara con claridad. Pedro nos explica que los “Pinchos moruno” en España son las brochetas o anticuchos que conocemos en Chile, los «pinchos moruno» son unas de las tapas más importantes en España.
En cuanto a sus especialidades, el restaurant al principio partió con una carta española, sin embargo en ese tiempo la sociedad aún no estaba acostumbrada a lo que sucede hoy, en donde existen locales especializados y la gente anda buscando cosas nuevas. “En ese tiempo todavía no pasaba eso y tuvimos que suavizar la carta y ampliarla más internacional, entonces tenemos nuestros platos estilo español, como la paella y la tortilla, verdad, y además tenemos toda la línea de carnes, mariscos y pescados”, nos explica Pedro.
TIEMPO DE CRISIS
Para “Pincho Moruno”, al igual que para muchos establecimientos comerciales del centro de Viña del Mar, la crisis llego el año 2019 antes de la pandemia, con el «estallido social», donde cada manifestación terminaba con desórdenes, saqueos y destrozos de la infraestructura pública y privada. Todo lo anterior sumado al estado de emergencia que estableció el toque de queda, medida que impacto altamente en funcionamiento nocturno. Luego llegó la pandemia, que obligó a rubro gastronómico a replantearse y buscar fórmulas para mantenerse vivos. “Eso nos involucró achicarnos y ahí perdimos el tercer local y nos redujimos”, agrega Pedro.
En cuanto a los efectos de la pandemia, Pedro Peral señala que fueron muchos meses de cuarentena total y el local se mantuvo cerrado, en los períodos de fase 2 las restricciones sólo les permitía vender delivery y tuvieron que implementar el sistema, cosa que ellos no manejaban y no tenían público para ese servicio, pero les permitió seguir vigentes y produciendo sus productos a la gente de los alrededores que eran clientes habituales. “Ya ahora sí, con fase 3, 4 y con mayores libertades hemos retomado nuestra clientela habitual, hemos tenido meses buenos, julio y agosto fueron meses buenos, donde la gente empezó a salir, empezó a verse en las calles queriendo distraerse, así que el negocio por ese lado en este momento se puede decir que esta, no normal, pero si a un nivel de un 80 %”, nos comenta.
No obstante la situación actual, hubo momentos en que la actividad comercial estuvo en cero porcentaje de venta por varios meses, otros meses que no superaba el 20% o 30%. “Obviamente las consecuencias de la pandemia, es un tema fuerte y que nos va a llevar mucho tiempo recuperarnos”, agrega Pedro Peral.
LA PANDEMIA NOS PERMITIO REMAR JUNTOS
Sin lugar a dudas, que los trabajadores se vieron directamente afectados ante la imposibilidad de funcionar normalmente, sin embargo esto también genero una conexión diferente con ellos y permitió plantear el negocio como algo mucho más familiar de lo que ya era. “Incluso el trato con nuestros colaboradores ha sido mucho mejor, porque ellos comprenden todos los problemas que ha traído la pandemia y nos ha permitido remar juntos”.
LUCHA POR SOBREVIVIR
Para el propietario de “Pincho Moruno”, la tarea de cada día de la pandemia ha sido sobrevivir, para ello ha sido necesario negociar deudas que se fueron generando ante la inactividad comercial, en donde costos fijos como arriendo, servicios básicos y patentes son imposibles de eludir, por lo tanto su acumulación se transforma en una pesada carga que aumenta mes a mes. Ante este escenario, Pedro nos cuenta que nunca bajó los brazos y siempre busco alternativas de cómo seguir funcionando. “En cuanto a la parte económica, también tuvimos nuestras restricciones, a pesar de tener deudas y a pesar de armar un hoyo con todo esto de la pandemia, pero conversando con nuestros acreedores, conversando con nuestros arrendatarios, conversando con nuestra gente hemos logrado sortear el impasse y empezar a manejarlo”, agregó.
UNA NUEVA EXPERIENCIA
Al igual que muchos chilenos, esta pandemia nos deja alguna experiencia, nos ha hecho ver la vida de una manera distinta, nos ha enseñado a valorar las cosas simples y nos ha dado la oportunidad de estar más tiempo con nuestros seres queridos. Pedro nos señala que cuando las cosas están mal, uno aprende mucho, “pero creo que ahora es importante el tema vivir el presente, de compartir con la gente que uno estima, con la gente que uno conoce y creo que eso es lo que hay que reforzar hoy día”.
NO BAJAR LOS BRAZOS
En nuestro país, no todos los emprendedores o empresarios del mundo gastronómico hoy pueden contar la misma historia de “Pincho Moruno”, muchos quedaron en el camino, muchos no estaban preparados o no se atrevieron a enfrentar el incierto futuro que traía la primera pandemia del siglo 21, es por eso que Pedro Peral les entrega resignación, “porque cuando uno desarrolla un proyecto le pone el alma a lo que está haciendo, entonces los emprendedores, en su mayoría somos personas que es nuestro sello, es nuestra identidad lo que desarrollamos. Sé que no es fácil para los que han tenido que cerrar sus puertas, no solamente la parte económica que es importante, porque al final un negocio tiene un valor funcionando, pero cuando uno lo cierra y reúne las máquinas y las cosas, eso no tienen ningún tipo de valor, entonces la parte económica también es fuerte. Pero en la parte emocional los empresarios, emprendedores, sufren también porque perdieron parte de lo que son ellos”.
La invitación es a no bajar los brazos, a seguir luchando, en toda crisis siempre hay oportunidades, siempre se puede volver a empezar.
Pedro, nos dice que se puede salir de las crisis, que hay que ser ingenioso, hay que ser creativo y partir con poco. “La verdad que la parte económica no es tan difícil cuando uno tiene la voluntad y las ganas de salir adelante, uno puede con poco…con un carrito de naranjas uno puede hacer jugo y salir airoso”, concluyo.
Agradecemos la experiencia de “Pincho Moruno”, un restaurant que en uno de los ejes principales de la ciudad jardín como es la avenida Libertad, poco a poco está volviendo a la normalidad con sus servicios de almuerzo, cafetería y música en vivo desde las 19:00 horas en Libertad 920 casi esquina 10 norte, Viña del Mar.